Puedes comerte cinco quilos de carne y beberte un litro de sangre y medio litro de semen sin vomitar. Durante toda tu vida te habrás comido aproximadamente unas ochenta y tres piezas de vacuno enteras, noventa cerdos, tonelada y media de pescado y más de quinientos pares de gallinas, así como cientos de hectáreas de cereal, verduras, frutas y hortalizas. Sin contar a los hongos tienes un setenta por ciento de posibilidades de comerte la materia de la que está hecha tu comida diecisiete veces después de haber consumado varios ciclos completos dentro de un sistema de producción alimentaria a nivel industrial, eso quiere decir que si tienes treinta años tienes un diez por ciento de posibilidades de que la lechuga que te comiste ayer sea un cero coma cero uno por ciento el filete que te comiste hace veinte. De ti habrían vivido miles de millones de microorganismos y se habrán comido treinta y siete veces el volumen de la masa de tu propio cuerpo en vida. Somos un sistema caótico a una velocidad ralentizada, somos la comida de lo que nos comemos. Vistos desde una perspectiva cósmica formamos junto con el resto de los seres vivos un solo y único ser superdesarrollado en continua mutación, un complejo organismo uniplanetario que utiliza la luz para evolucionar y seguir viviendo mientras intenta conservar la energía encerrada en la materia confinada por la misma energía durante el breve intervalo que supone mantener a una forma orgánica que no para de degradarse y autoregeneresarse sobre la base de si misma y al amparo de unas escrupulosas y estáticas condiciones cinéticas y medioambientales. En un grado mayor somos una forma evolucionada de devoradores de estrellas consumidoras de helio e hidrógeno puro concentrado bajo unidades de espacio-tiempo que funcionan como acumuladores de gravedad que a su vez son utilizados para liberar energía que no es más que la vibración quántica de la materia motivada por el movimiento de las partículas a un nivel subatómico.
..Y nosotros volveremos liderados por la entropía para comernos el universo.
Viva la segunda ley de la termodinámica
Viva la raza